domingo, 22 de enero de 2012

SOBRE LITERATURA Y CRÍTICA LITERARIA, BAJO UNA LECTURA DE FERNÁNDEZ RETAMAR

Resulta interesante y sustanciosa la propuesta que plantea Fernández Retamar sobre la teoría literaria hispanoamericana, en Algunos problemas teóricos de la literatura hispanoamericana, pues su proposición implica una independencia, no autarquía, en relación a la teoría literaria occidental. Es decir, reconoce las influencias ideológicas y teóricas de los estudiosos europeos, pero enfatiza una diferenciación de realidades (sea sociales, económicas, literarias, culturales, etc.), una «búsqueda de autoconciencia» al ya tener una «situación concreta» que lo justifique. A pesar de que el texto es relativamente antiguo, tiene mucho de actualidad y nociones básicas para comprender, tanto la literatura como la crítica literaria en relación a occidente.

En el Perú, a partir de la publicación del Carácter de la Literatura del Perú independiente de José de la Riva Agüero, en 1905, se discute sobre la íntima relación de la literatura peruana y la literatura española y europea, obteniendo pulsos sorprendentes e intentos de mantener un puente de conexión donde persista la colonialidad literario-artística. Antonio Cornejo Polar observó las intenciones a las que apuntaban cada tradición impuesta, ya que levantando el pasado se re-construye ineludiblemente el presente, dando distintas impresiones de cómo se ha ido formando la tradición literaria en el Perú. El balance de cada texto que intenta comprender la totalidad hasta ahora (o entonces) de las publicaciones a partir del Carácter…demuestra lo expuesto por Cornejo, pues, después del estudio, viene una propuesta sorprendente que se afianza en intereses propios.

En Latinoamérica, la literatura (el objeto de estudio) ya se encuentra no solo libre de la colonialidad literario-artística, sino además goza de reconocimiento mundial por calidad propia. Así, la preocupación intelectual fue liberar lo literario de sujeciones que la oprimían, pudiendo “expresar nuestros propios problemas y afirmar nuestros valores propios, sin dejar de asimilar críticamente variadas herencias, y contribuye así, de alguna manera, a nuestra descolonización”.

Con el objeto de estudio ya liberado, para Retamar, resta liberar las herramientas que permitan la comprensión del estudio, es decir, la Teoría Literaria, y su aplicación, la historia y crítica literaria.

En este sentido, Retamar encuentra la crítica literaria cargada de elementos teóricos obtenidos a partir de otras literaturas. Estas teorías “empuja en primer plano sus búsquedas formales, y oscurece sus verdaderas funciones”. Se lee la literatura hispanoamericana de tales ópticas precisamente por una ausencia de lentes propios y desinterés de formarlos. Las condiciones ya están dadas. Ya existe, lo que denomina Retamar, una «situación concreta». El siguiente paso es generar una reflexión sobre nuestras obras literarias: “en vez de pretender imponerle deslinde, preguntemos a nuestra literatura, a sus obras concretas”. Esta idea de la obtención de las teorías a partir de lo literario fue reflexionada en buena medida por el filósofo Dilthey, pues las poéticas no solo son extraídas a partir de las obras literarias, sino que “solo puede deducir una regla del pasado, cuya validez se encuentra por lo tanto históricamente limitada y jamás puede comprometer ni juzgar lo nuevo, lo futuro. Esta regla es siempre retrospectiva, pero no contiene la ley del futuro”. Así, no debemos quedarnos en la formulación de una teoría literaria latinoamericana, sino en aplicación constante con la literatura nueva, que permitirá actualizar la teoría forjada, a partir de las bases ya establecidas.

Sin embargo, Retamar es consciente, a partir de la reflexión de la obra de Mariátegui, que la Literatura Latinoamericana es parte, también, de una literatura mundial, sirviéndole para postular las convergencias que existen con otras realidades, buscando semejanzas, tanto en el proceso evolutivo literario, como en las reflexiones teórico literarios, crítica literarias e histórico literarias. Aquí viene el cuarto elemento de los estudios literarios: la literatura comparada. Para comprender el aspecto de las «similitud» es necesario identificar a Europa como un conjunto de países también distintos entre sí. A partir de ello es posible encontrar las convergencias entre realidades histórico-literarias sin caer en la idea de colonialidad, buscando las «similitudes estructurales» entre América Latina y la Europa periférica. Pero, Fernández Retamar insiste en la adaptación o transformación de las categorías similares, no en la mera reproducción, pues sería caer en el error inicial y la crítica colonialista.

Otro aspecto que trabaja es el carácter que viene formando la literatura latinoamericana, discutiendo, en este sentido, con las propuestas de Reyes, quien sospecha de las literaturas “ancilares” (aquellas que son instrumento para una función no literaria) por presentar “aderezo retórico”. Se sostiene, a partir de varias citas que el mismo Retamar hace, que la personalidad literaria latinoamericana es denunciadora, teniendo una constante preocupación social y sirviendo a ésta. No en vano Cornejo Polar diría, en su ensayo La literatura peruana: totalidad contradictoria que la literatura “es parte y función dentro de una totalidad social”, es decir, representa los problemas sociales, pero también confluye en dar mejorías y proyectos para generar su cambio.

En el aspecto de la crítica literaria, Retamar denuncia un peligro de la crítica colonizada al calificarla de incapaz y dañina. En este aspecto, también es posible encontrar rastros de preocupaciones al respecto, sobre todo en la “Nueva crítica”. Por ejemplo, Retamar cuestiona, en primer lugar, el simple traslado de la cáscara teórica en una literatura distinta e híbrida. Los análisis de las estructuras de la novela por el solo hecho de alarde o injustificado es también criticable. En segundo lugar, ya se ahonda el regularmente viejo problema interdisciplinario. Frye, en su Introducción polémica del libro Anatomía de la crítica cuestiona aquella interpretación en donde ciencias no literarias toman el protagonismo usando el texto como pretexto para reafirmar teorías ya comprobadas. Frye, al igual que Retamar, no niega el uso interdisciplinario, pero debe ser un auxiliar, un complemento que amplía el estudio literario, no que sustituye ni tome el total protagonismo.

En el final provisorio encontramos la máxima que resume todo el ensayo de Retamar: “para elaborar nuestra propia teoría literaria, insistamos en rechazar la imposición indiscriminada de criterios nacidos de otras literaturas”. Para lograrlo, primero es necesario conocernos nosotros mismos, determinar nuestra «situación concreta»; después, establecer conexiones y convergencias con otros estudios, pues hay que pensar que somos parte de un todo y que los vínculos ayudan a profundizar, sea a través de la experiencia o comparación, la teoría literaria propia.

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