domingo, 22 de enero de 2012

SOBRE LITERATURA Y CRÍTICA LITERARIA, BAJO UNA LECTURA DE FERNÁNDEZ RETAMAR

Resulta interesante y sustanciosa la propuesta que plantea Fernández Retamar sobre la teoría literaria hispanoamericana, en Algunos problemas teóricos de la literatura hispanoamericana, pues su proposición implica una independencia, no autarquía, en relación a la teoría literaria occidental. Es decir, reconoce las influencias ideológicas y teóricas de los estudiosos europeos, pero enfatiza una diferenciación de realidades (sea sociales, económicas, literarias, culturales, etc.), una «búsqueda de autoconciencia» al ya tener una «situación concreta» que lo justifique. A pesar de que el texto es relativamente antiguo, tiene mucho de actualidad y nociones básicas para comprender, tanto la literatura como la crítica literaria en relación a occidente.

En el Perú, a partir de la publicación del Carácter de la Literatura del Perú independiente de José de la Riva Agüero, en 1905, se discute sobre la íntima relación de la literatura peruana y la literatura española y europea, obteniendo pulsos sorprendentes e intentos de mantener un puente de conexión donde persista la colonialidad literario-artística. Antonio Cornejo Polar observó las intenciones a las que apuntaban cada tradición impuesta, ya que levantando el pasado se re-construye ineludiblemente el presente, dando distintas impresiones de cómo se ha ido formando la tradición literaria en el Perú. El balance de cada texto que intenta comprender la totalidad hasta ahora (o entonces) de las publicaciones a partir del Carácter…demuestra lo expuesto por Cornejo, pues, después del estudio, viene una propuesta sorprendente que se afianza en intereses propios.

En Latinoamérica, la literatura (el objeto de estudio) ya se encuentra no solo libre de la colonialidad literario-artística, sino además goza de reconocimiento mundial por calidad propia. Así, la preocupación intelectual fue liberar lo literario de sujeciones que la oprimían, pudiendo “expresar nuestros propios problemas y afirmar nuestros valores propios, sin dejar de asimilar críticamente variadas herencias, y contribuye así, de alguna manera, a nuestra descolonización”.

Con el objeto de estudio ya liberado, para Retamar, resta liberar las herramientas que permitan la comprensión del estudio, es decir, la Teoría Literaria, y su aplicación, la historia y crítica literaria.

En este sentido, Retamar encuentra la crítica literaria cargada de elementos teóricos obtenidos a partir de otras literaturas. Estas teorías “empuja en primer plano sus búsquedas formales, y oscurece sus verdaderas funciones”. Se lee la literatura hispanoamericana de tales ópticas precisamente por una ausencia de lentes propios y desinterés de formarlos. Las condiciones ya están dadas. Ya existe, lo que denomina Retamar, una «situación concreta». El siguiente paso es generar una reflexión sobre nuestras obras literarias: “en vez de pretender imponerle deslinde, preguntemos a nuestra literatura, a sus obras concretas”. Esta idea de la obtención de las teorías a partir de lo literario fue reflexionada en buena medida por el filósofo Dilthey, pues las poéticas no solo son extraídas a partir de las obras literarias, sino que “solo puede deducir una regla del pasado, cuya validez se encuentra por lo tanto históricamente limitada y jamás puede comprometer ni juzgar lo nuevo, lo futuro. Esta regla es siempre retrospectiva, pero no contiene la ley del futuro”. Así, no debemos quedarnos en la formulación de una teoría literaria latinoamericana, sino en aplicación constante con la literatura nueva, que permitirá actualizar la teoría forjada, a partir de las bases ya establecidas.

Sin embargo, Retamar es consciente, a partir de la reflexión de la obra de Mariátegui, que la Literatura Latinoamericana es parte, también, de una literatura mundial, sirviéndole para postular las convergencias que existen con otras realidades, buscando semejanzas, tanto en el proceso evolutivo literario, como en las reflexiones teórico literarios, crítica literarias e histórico literarias. Aquí viene el cuarto elemento de los estudios literarios: la literatura comparada. Para comprender el aspecto de las «similitud» es necesario identificar a Europa como un conjunto de países también distintos entre sí. A partir de ello es posible encontrar las convergencias entre realidades histórico-literarias sin caer en la idea de colonialidad, buscando las «similitudes estructurales» entre América Latina y la Europa periférica. Pero, Fernández Retamar insiste en la adaptación o transformación de las categorías similares, no en la mera reproducción, pues sería caer en el error inicial y la crítica colonialista.

Otro aspecto que trabaja es el carácter que viene formando la literatura latinoamericana, discutiendo, en este sentido, con las propuestas de Reyes, quien sospecha de las literaturas “ancilares” (aquellas que son instrumento para una función no literaria) por presentar “aderezo retórico”. Se sostiene, a partir de varias citas que el mismo Retamar hace, que la personalidad literaria latinoamericana es denunciadora, teniendo una constante preocupación social y sirviendo a ésta. No en vano Cornejo Polar diría, en su ensayo La literatura peruana: totalidad contradictoria que la literatura “es parte y función dentro de una totalidad social”, es decir, representa los problemas sociales, pero también confluye en dar mejorías y proyectos para generar su cambio.

En el aspecto de la crítica literaria, Retamar denuncia un peligro de la crítica colonizada al calificarla de incapaz y dañina. En este aspecto, también es posible encontrar rastros de preocupaciones al respecto, sobre todo en la “Nueva crítica”. Por ejemplo, Retamar cuestiona, en primer lugar, el simple traslado de la cáscara teórica en una literatura distinta e híbrida. Los análisis de las estructuras de la novela por el solo hecho de alarde o injustificado es también criticable. En segundo lugar, ya se ahonda el regularmente viejo problema interdisciplinario. Frye, en su Introducción polémica del libro Anatomía de la crítica cuestiona aquella interpretación en donde ciencias no literarias toman el protagonismo usando el texto como pretexto para reafirmar teorías ya comprobadas. Frye, al igual que Retamar, no niega el uso interdisciplinario, pero debe ser un auxiliar, un complemento que amplía el estudio literario, no que sustituye ni tome el total protagonismo.

En el final provisorio encontramos la máxima que resume todo el ensayo de Retamar: “para elaborar nuestra propia teoría literaria, insistamos en rechazar la imposición indiscriminada de criterios nacidos de otras literaturas”. Para lograrlo, primero es necesario conocernos nosotros mismos, determinar nuestra «situación concreta»; después, establecer conexiones y convergencias con otros estudios, pues hay que pensar que somos parte de un todo y que los vínculos ayudan a profundizar, sea a través de la experiencia o comparación, la teoría literaria propia.

domingo, 15 de enero de 2012

ACERCA DE "COLONIALIDAD DEL PODER, EUROCENTRISMO Y AMÉRICA LATINA" DE ANÍBAL QUIJANO

La sistematización histórica que realiza Quijano para explicar la legitimidad Europa en relación al mundo resulta precisa y muy bien argumentada. Reconoce que América no solo significó un continente nuevo para Occidente, sino que permitió redefinir las identidades, y los factores con que son construidas. Lo biológico, como elemento diferenciador en las jerarquías sociales, fue trabajado y construido por Europa para afinar las escalas sociales. La diferenciación antes del descubrimiento de América era marcada por el color de piel (blanco-negro). Pero, ante la aparición de la raza indígena, se generan nuevas maneras de tratar las identidades, ahora bajo el influjo de lo racial. Se busca el reconocimiento legal y científico que lo avalen. Si bien es cierto se cuestiona el género y la raza como elementos que opacan la verdadera preocupación en las jerarquías sociales, es decir, lo económico, Quijano hace notar que lo racial no actúa como simple complemento, pues, desde la colonia, se permite la legitimización de las diferencias sociales, no siendo suficiente lo económico, sobre todo en el encuentro de españoles-indios, para lograrlo. Así, la estrategia anterior, y actual, es normalizar las diferencias, hacer que lo natural es que existan los blancos, negros, indios, etc. Y que el blanco está por encima de ello, pues el discurso científico lo demuestra. Lo blanco se ubican, pues, en el grupo de los dominadores, mientras que lo restante en el de los dominados.

Una vez naturalizado las jerarquías, los oficios y las prácticas laborales van a encajar en cada raza. Entonces, ya vencido el control biológico, lo económico se va a respaldar en ello. En el nivel económico, se alteran las formas de trabajo, aplicando nuevos patrones y relaciones económicas. La aparición del mercado mundial, el salario-capital: nuevos rasgos y estructuras económicas son asumidas en la colonia. No obstante, a medida que va avanzado lo económico y se va asentando las nuevas relaciones, la aparición del mestizaje crearía ciertos desajustes, aunque solucionados, en el desarrollo histórico de control del poder. Esta “doble identidad” va a cobrar relevancia por ser de mayor presencia en el territorio y por reclamar sus derechos, apelando a lo que son. La demora de sus objetivos es porque primero deben de libertar la raza aún cautiva tienen dentro suyo.

Lo que generó este acondicionamiento racial basado en la experiencia de América es que se extendiera de manera global, recayendo en la mentalidad. Así mismo, la monetización del mercado construyó dependencias nuevas, controlando los comercios frente a la expansión del tráfico comercial. Nace, pues, un centro económico, controlador del mercado: Europa occidental. Su rol se extendería a incluso generar los conocimientos y las racionalidades globales. Quijano compara ciertas prácticas históricas con lo actual, demostrando la poca modernidad que se dice tener en relación a las prácticas de relación económicas, ya que diría no se paga en algunas comarcas o haciendas, e incluso, las razas “inferiores” reciben menos paga que los blancos. Se enfatiza la idea de un centro que conglomera todo el poder, generando una especie de geopoder. Quijano se pregunta cómo logro Europa tales logros, llegando a la conclusión que eligieron qué colonizar y qué era más apto para el capitalismo; reprimieron los conocimientos de los colonizados, su racionalidad y toda forma de expresión propia condenándolos a subcultura campesina, iletrada; forzaron el aprendizaje de su cultura en toda actividad de relación social, incluso en el plano religioso-mítico. Su búsqueda constante era naturalizar las diferencias, convertirlas en normales y lógicas. Su objetivo principal era reconstruir la historia, volverla a contar a favor de los europeos, que la historia culmine en ellos.

Quijano también exhorta la carga diferenciadora de los binarismos o dicotomías que encasilla y condena a uno y otro. Frente a esto existe una resistencia (curiosamente no nombra a Guamán Poma como el primer momento de resistencia colonial) que se está generando desde finales del siglo XIX en América Latina. Se trabaja el concepto de modernidad a partir de lo avanzado, novedoso, etc. Bajo estos parámetros (y como ya lo discutió Habermas, que se habla de modernidad desde el siglo V), lo nuevo no estaría únicamente en Europa, como ellos creen y se adjudican su creación y protagonismo. Cada cultura de distinta época posee su proceso moderno, pues innovaron en distintos planos de las prácticas del hombre, poseyendo sistemas particulares en la relación intersubjetiva. Así, modernos no serían solo los europeos, y que ese afán reflejaría su pretensión etnocentrista. Lo que sí deja claro Quijano es, primero, el dominio histórico, lo cual articulo las relaciones sociales; segundo, el control institucional en cada ámbito de la vida humana: economía está el capitalismo, en el sexo, la familia burguesa, autoridad, recursos, productos, el Estado, control intersubjetivo, el eurocentrismo. La independencia de cada institución está garantizada, pero se insertan en un amplio sistema de dominio mundial.

Frente a esto, por primera vez, existe un sistema-mundo global que modifica y totaliza las relaciones sociales. Sin embargo, América generaría los cambios de relaciones intersubjetivas, en donde no se pretende reconstruir o reescribir el presente, sino construir un cambio histórico, instaurar una nueva época histórica: no evolución, sino nacimiento, nuevos patrones y perspectivas de vida, que afecten la colonialidad del poder, el capitalismo y el eurocentrismo. Allí se inscribiría el aporte y el intento de cambio americano. No apelar a la historia y su relectura, sino a generar cambios en el presente que se consoliden en el futuro, y que el presente sea un pasado del futuro que cambie el tono histórico por un nuevo periodo.


BIBLIOGRAFÍA:


LANDER, Edgardo (Comp.)

2003 La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Buenos Aires: CLACSO.

domingo, 1 de enero de 2012

A PRÓPOSITO DE UNA LECTURA DE 1984

Un Mundo Feliz y 1984: tres grandes semejanzas

La novela de George Orwell 1984 es considerada por muchos críticos como la mejor novela que representa el género distópico. La influencia de Un mundo feliz en la novela del británico es clara, por lo que a continuación veremos ciertos rasgos semejantes que nos permite hacer un acercamiento entre ambas.

Para empezar, Aldous Huxley llegó a ser profesor del autor de 1984, pues le enseño francés antes de que éste saliera de la universidad. Dentro de la novela, los personajes principales poseen características de semejanza que ayudan a comprender el arquetipo general de las novelas distópicas.

Por ejemplo, un aspecto recurrente dentro de estas novelas es que el protagonista se encuentra íntimamente ligado a la organización que permite controlar el engranaje del Estado que gobierna, en su totalidad, el mundo y el cómo es regido. Es decir, estas personas trabajan para alguna institución o ejercen alguna función directa. Bernard Marx, de Un mundo feliz, está encargado de diseñar programas hipnagógicos, los cuales permiten la dominación psicológica y mental en los niños a través de una imposición y domesticación que empieza desde que son cigotos en los tubos de ensayo. Aquí parte el cuestionamiento de Bernard (de quien todos sospechan su actitud antisocial y meditabunda pues se cree hubo un error con él desde que estaba en los tubos de ensayo), pues conoce el proceso que conlleva someter a los párvulos, reflexionándolo a lo largo de la historia. Winston Smith también es un funcionario del Estado (trabaja en el ministerio de la verdad), quien accidentalmente descubrió que tres sujetos borrados de la historia de Ingsoc en realidad habían sido héroes. Es a partir de este hecho que empieza una seguidilla de reflexiones y subversiones que terminarán con el encarcelamiento de éste.

Lenina Crowne, representa el lado sexual del mundo a futuro. También se encuentra dentro del engranaje estatal, e incluso trabaja en la Sala de Decantación (donde crecen los fetos). Lenina es incapaz de controlar su apetito sexual, por lo que debe (ab)usar del soma para estabilizarse. Julia, a pesar del estricto control que se tiene con las relaciones sexuales, y siendo ella, irónicamente, de la Liga Juvenil Anti-Sex (aunque trabaja en el Departamento de Novela del Ministerio de la Verdad escribiendo novelas pornográficas para los proles), se siente fuertemente atraída por Winston, al punto de acostarse con él creyendo que no son vistos ni oídos por las telepantallas. Sin embargo, en la novela de Orwell si existe una fortísima sanción para aquellos que cometen crimental, es decir, cualquier acto que ponga en duda el sometimiento al Partido y al Gran Hermano.

También vemos un paralelismo entre Mustafá Mond y O’Brien, líderes o representantes máximos de gobierno de cada mundo posible creado de la novela. Ambos poseen un conocimiento intelectual altísimo, incluso se anticipan o demuestran dominio de temas que los protagonistas usan para criticar el Estado en que se encuentran inmiscuidos. Así, Mustafá Mond conoce sobre arte, literatura, ciencia, religión y la familia, igualmente O’Brien, quien se adelante a cualquier diálogo con el que Winston pretende cuestionarlo. Ellos conocen muy bien los mecanismos que se usan para controlar a la sociedad, los defienden porque los consideran el camino idóneo para vivir de manera equilibrada. Cualquier intento de quiebre, son ellos los encargados de velar por la eliminación de quien amenace el “ordenamiento” ya impuesto convirtiéndose en celos guardianes.

Por otro lado, Orwell reconoce la influencia directa de Nosotros (1921), novela de Yevqueni Zamiatin, autor ruso. Juan Manuel Santiago, en un sustancioso ensayo sobre la obra del presente trabajo, también denota la influencia de La guerra de las Salamandras (1936), de Karel Capek y El cero y el infinito (1941), del húngaro Arthur Koestler, de quien probablemente se inspira para detallar los interrogatorios y las torturas que Winston sufre en manos de O’Brien.

La muerte

Probablemente una de las temáticas que más atrae la atención de la novela es la temática de la muerte, y del cómo el Ministerio de Verdad es capaz de actuar en este aspecto, reelaborando el pasado, presente y futuro de toda la nación a través de la reescritura.

La idea que se maneja al respecto es sencilla. Si bien es cierto que Lacan, en su Seminario VII, plantea la doble muerte, una producida por el significante, y otra biológicamente, en la novela de Orwell este sencillo esquema es repensado a partir de la idea de mutabilidad histórica. En un parte de la novela, Winston encuentra papeles que justifican la existencia de personas que, si bien en el pasado fueron importantísimas, ahora, en el presente, no existe rastro de ellas, no habiendo existido nunca. Una de las advertencias que hace O’Brien como castigo a la posible sublevación, o en términos neolingüísticos crimental, es la vaporización, es decir, la eliminación física de la persona. No obstante, a esto hay que añadirle la eliminación histórica, la no existencia, matándola totalmente, pues siquiera se encuentra idea de su existencia en el colectivo de la sociedad de Oceanía. La doble muerte de Lacan implica que la persona debe fenecer bajo las dos formas para que pueda descansar y evitarse traumas, es decir, enterrar bien al muerto, superar su muerte. En el caso de Orwell, la muerte implica no haber existido, eliminando su recuerdo, su rastro y logros, en fin, todo lo que relaciona a aquella persona que se desea eliminar.

“El pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto mismo de borrar, y la mentira se convertía en verdad. Solo una vez en su vida había tenido Winston en la mano –después del hecho y eso es lo que importaba– una prueba concreta y evidente de un acto de falsificación. La había tenido entre sus dedos nada menos que treinta segundos”.
Esta noción de matar históricamente, a través de una serie de procedimientos escriturales y persuasivos, implica ya no una muerte, sino una purgación, una eliminación total, volviéndose, nuevamente en términos neolingüísticos nopersona. Vaporizado físicamente y eliminado históricamente, encontramos una muerte en dos sentidos.

Pero, así como es posible quitar la existencia de una persona que realmente existió, es viable hacer el método opuesto, es decir, dar existencia a una persona que realmente no existió:

“El camarada Ogilvy, que nunca había existido en el presente, era ya una realidad en el pasado, y cuando quedara olvidado en el acto de la falsificación, seguiría existiendo con la misma autenticidad y con pruebas de la misma fuerza que Carlomagno o Julio César”
La familia

Éste es otro de los aspectos que las novelas distópicas buscan quebrantar para ejercer con mayor facilidad la dominación mental de la población. La familia en 1984 es disuelta hasta tal punto que se ha perdido la fidelidad familiar:

"Una noche, empecé a hablar dormido, y ¿sabes lo que me oyeron decir? Bajó la voz, como alguien que por razones médicas tiene que pronunciar unas palabras obscenas. –¡Abajo el Gran Hermano! Sí eso dije. Y parece que lo repetí varias veces. […]
– ¿Quien te denunció? –dijo Winston. –Fue mi niña –dijo Parsons con cierto orgullo dolido–. Estaba escuchando por el agujero de la cerradura. Me oyó decirlo y llamó a la patrulla al día siguiente. No se le puede pedir más lealtad política a una niña de siete años, ¿no te parece? No le guardo ningún rencor. La verdad es que estoy orgullosa de ella, pues lo que hizo demuestra que la he educado muy bien"
Como vemos en la cita, la familia ha pasado a formar parte de la Policía del Pensamiento, es decir, aquel organismo que vigila todo acto de doblepensar negativo, sea, aunque suene sorprendente, utilizado en los sueños de las personas. De esta manera, la hija es despojada de lo familiar y se ubica en un estrato que busca, antes que guardar la familia, guardar el Estado, sus costumbres y reglas, sacrificando incluso de seres queridos por algo que no se comprende del todo. Lo curioso aquí es que el padre se encuentra orgulloso de que fuera su hija la que lo delatará, además se jacta de la educación que le brindó, agradeciendo al Partido que le librará de esa manera errónea de tomar al Gran Hermano como alguien a quien vencer.
Sin embargo, también es importante ver que el protagonista no solo carece de familia de origen, sino que no posee una familia con su esposa, pues los hijos no son bien vistos para el Partido, creando un cuestionamiento en la formación. El ensayo de Goldestein nos acerca a este aspecto, pues nos dice que para que los sujetos se incluyen en el Partido Interior o Exterior, deben de rendir un examen a los 17 años, siendo despojados de su familia y ubicándose, según los resultados, en la jerarquía correspondiente. De esta manera, la idea familiar queda supeditada bajo una nueva agrupación social, la cual no reemplaza de todo a la familia, pero por lo laboral crea lazos entre las personas, aunque no muy marcados. Solo los proles, eslabón más bajo de la sociedad, poseen aún familia, con sus prácticas y todo. De esta manera, todos son familia del Gran Hermano, líder oficial y religioso de la población de Ingsoc.

Mutabilidad Histórica


“Es curioso que no le preocupaba el hecho de que todas las palabras que iba murmurando en el hablaescribe, así como cada línea escrita con su lápiz-pluma era una mentira deliberada. Lo único que le angustiaba era el temor de que la falsificación no fuera perfecta, y esto mismo les ocurría a todos sus compañeros”
La mentira se convierte en verdad bajo la pluma del Ministerio de Verdad, poseedores del engaño más grande e invisible nunca antes visto. De esta manera, todo es cambiable, todo es alterable. Si se quería, dos y dos podría ser cinco, pues “el pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto mismo de borrar, y la mentira se convertía en verdad”. El control era en todos los aspectos, no había nada que se salvase. El temor, por parte de los trabajadores del Ministerio de la Verdad, era hacer una buena mentira, que no quedase en la vista. Esta alteración del pasado generaba que “una gran parte de la literatura política de aquellos cinco años quedaba anticuada, absolutamente inservible”.
¿Qué permitía controlar el pasado, cambiar la historia? El ensayo de Goldstein[1] nos ayuda, una vez más, a conocer las razones de alterar la historia:

“La razón subsidiaria es que el miembro del Partido, lo mismo que el proletario, tolera las condiciones de vida actuales, en gran parte porque no tiene con qué compararlas. Hay que cortarle radicalmente toda relación con el pasado, así como hay que aislarlo de los países extranjeros […]. Pero la razón más importante para ‘reformar’ el pasado es la necesidad de salvaguardar la infalibilidad del Partido. No solamente es preciso poner al día los discursos, estadísticas y datos de toda clase para demostrar que las predicciones del Partido nunca fallan, sino que no puede admitirse en ningún caso que la doctrina política del Partido haya cambiado lo más mínimo porque cualquier variación de táctica política es una confesión de debilidad”.
De esta manera, no solo existía un pasado difuso, hostil, inmejorable en relación a la realidad actual, al presente, sino que también el Partido carecía de contradicciones y siempre poseía la verdad, siempre estaba acorde su discurso y su hacer. Para ello era imprescindible destruir documentos, reescribir libros, repintar cuadros, hacer nuevamente estatuas. Las calles, los edificios cambiados de nombre, las fechas cambiadas. Esta acción hacía que el cambio fuese insostenible, generaba una incapacidad de probar que todo había sido falsificado, aunque Winston, quien hizo los cambios, lo confesase.

A propósito de una reflexión orwelliana de José De Piérola

En su ya conocido blog José De Piérola tiene un post titulado “La pesadilla de Orwell” publicado el 03 de Marzo del 2011. En ella reflexiona sobre la profecía de Orwell en relación al control estatal de la población, ingresando a su intimidad (y eliminándola) pudiendo dar cuenta de todas las relaciones existentes, entre sus familiares, amigos, etc. Haciendo una rápido repaso sobre el avance tecnológico (específicamente el de la informática y el internet) De Piérola sostiene que las grandes compañías que controlan la información mundial de internet (como Gmail, Yahoo, etc.) poseen un control (algo como la libertad de espiar los correos o conversaciones) pues, las personas, al aceptar determinados contratos, aceptan, de igual manera, la opción de dejar ver sus escritos sin opción a reclamo. Es más, Facebook se hace dueño de todas las fotos que se publican en su portal, pudiendo usarlas, en caso lo desee, para su beneficio, dándole el autor no solo el permiso, sino también la autoría. Incluso José De Piérola sostiene que Gmail graba, en bandas magnéticas, todos los correos, chat o conversaciones, almacenándola y seleccionándola. El parecido orwelliano radica en el control que se tiene sobre la información. Ya no existe privacidad (por lo menos en el plano virtual), pues incluso existen hackers que ingresan en la computadora y saquean la información.

Otro aspecto interesante es la resemantización que tienen algunos términos cuando se contrasta lo virtual con lo real. La amistad, la privacidad, el enamoramiento, la familia son formas distintas bajo las redes sociales. La palabra compañerismo, o conocidos se agrega al de amistad, ampliándose esta última. Como todo se publica (incluso el lugar donde se está, lo hecho en el día, fotos de un cuarto, etc,) lo privado pierde valor, pues es uno mismo quien lo expone. De Piérola usa una interesante analogía al respecto: “¿Cuál sería la reacción de la mayoría de usuarios si la compañía telefónica les diera la opción de tener un teléfono gratuito con la condición de que los dejaran escuchas sus conversaciones además de dejarlos entrar a sus casas cada vez que ellos quisieran?”. De esta manera, lo virtual empieza a inundar la realidad, alimentándose de ésta para poder subsistir. Lo peor para el autor del blog es que el sistema en el que se vive “es totalmente invisible, y, para colmo, nos hace sentir bien de poder ser parte de ella”.


[1] Al igual que la obra Crimen y castigo de Dostoievski, donde se alude y se dialoga sobre un ensayo escrito por Rodia, en la presente novela Winston da lectura, en un cuarto de los proles, a Julia del libro de Goldstein (aunque escrito, entre varios, por O’Brien). Este hecho de añadir textos, como ensayos, a la novela resulta una acción de persuasión grande en la narrativa. Sin embargo, en el caso de 1984, este ensayo nos permite conocer, en grandes aspectos, el manejo estatal de Oceanía, así como justificar ciertas acciones, algunas bastante extremas.

domingo, 25 de diciembre de 2011

UNA RESPUESTA AL PRIMER MANIFIESTO EGOÍSTA

«Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo– ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas…»

El Gran Gatsby

En mi opinión, ser escritor no consiste sólo en escribir libros, sino en mucho más: es una actitud ante la vida, una exigencia y un compromiso.”

José Saramago

Este texto pretende ser una respuesta al primer manifiesto egoísta (¿acaso habrá segundo?) propuesto por un colectivo de escritores, críticos y artistas en Enero del 2011. Reitero, pretende ser una respuesta al manifiesto. Ya en otra ocasión veremos si el contenido de la revista EGO/ísmo se ajusta las exigencias del manifiesto o si se contradice.

La lectura nos remite, en primer lugar, al tono imperativo con que es percibido y al apelo constante de falacias. Nos dice: “Literatura pensante y autoconsciente; no la literatura que se instale irremisiblemente en la necesidad del otro, negando el objeto, prostituyendo la letra, convirtiendo al autor en un proxeneta vulgar” lo cual nos lleva irremediablemente a pensar ¿acaso no se puede escribir pensando en la necesidad del otro sin negar el objeto? Creemos que hay literatura como producto íntegramente de consumo y que ésta no generará el desarrollo literario. Pero afirmar que por tomar en cuenta la necesidad del otro implica desdeñar lo literario nos parece una exageración. Cuántas obras literarias han sido escritas, no solo pensando en otros, sino dirigidas, dedicadas, incluso teniendo como fin que solamente aquella lo lea y nadie más.

El segundo párrafo resulta más sorprendente y polémico: “Así, el lector de consumo, como un burdo autómata que programa el autor, se entrega a ese goce insulso y cínico, a esa castración del sentido en que se pierde la individualidad. […] debería desde hoy olvidar al lector”. ¿Qué implica olvidar al lector?: la indiferencia a sus problemas, cobardía a cambiar la realidad, falta de compromiso. Se cree que desarrollándose obras literarias ignorando la realidad se podrá cambiar ésta. Más bien, se crearía una literatura paralela que, al aislarse e ignorar al lector y la sociedad, se perdería: una literatura que se regodea en sí misma, alabándose tristemente.

El segundo punto da en el sentido del egoísmo: dar la espalda al lector. “[…] someterlo a dialéctica. Dedicarse íntegramente al objeto supone resarcirse de todo tipo de desvío que no constituya al autor con su arte […] llegar si es posible a la propia locura de su lenguaje”. ¿A qué dialéctica (egoísta) se quiere someter? ¿Cuánta literatura nace de la apreciación de la vida, y es en su disgusto con ésta que se busca cambiarla, no ignorarla? ¿Qué cosa peor existe que la incomprensión y el hermetismo generado por la “locura del lenguaje”? ¿Acaso esta no es una de las causas del por qué el lector se vuelve consumista: la incomprensión, lo absurdo de las obras literarias?

Sin embargo, es el tercer punto donde las utopías empiezan a surgir: “[…] el nacimiento de un nuevo lector […] sin más compromisos que la contemplación de un nuevo desorden”. Resulta sorprendente la convicción con que se anuncia el aparecimiento de un nuevo lector, nacido del egoísmo, de la indiferencia y el dar la espalda al consumista. ¿Es lógico creer tal afirmación? ¿Es posible pensar que surgirá un lector que contemplará, sin ni más ni menos, aquel arte egoísta, delirante en el lenguaje y desordenado? Nada más falaz que tal afirmación, menos aún que en este nuevo agente “el objeto egoísta cobrará todos sus sentidos”.

El cuarto punto es una risotada a la muerte del lector consumista. Le echa la culpa de un error que no es suyo: “temblará sin saber a ciencia cierta cuál ha sido su culpa. Y el autor egoísta, regocijándose en la soledad de su lenguaje, le verá calcinarse lentamente, desentendiendo sus bramidos […]”. Así terminará, en teoría, el autor egoísta: en la soledad de su lenguaje, sin ningún aporte ni búsqueda de cambio. Se quedarán en su torre de marfil, leyéndose, publicándose y comentándose entre ellos, con la única razón de una errónea lectura social, y en consecuencia, una errónea solución, siendo ésta la base de todo el movimiento.

Aquí se puede dar lectura al Primer Manifiesto Egoísta: La muerte del lector.

http://www.otras-voces.blogspot.com/2010/12/primer-manifiesto-egoista-la-muerte-del.html

domingo, 18 de diciembre de 2011

PERCEPCIONES DE LA CRÍTICA LITERARIA EN EL PERÚ: DE CUANDO SE ES EGOÍSTA CON EL LECTOR Y SUS CONSECUENCIAS

Los críticos trabajan sobre conceptos, mientras los creadores con formas. Los conceptos pasan, las formas permanecen.
Julio Ramón Ribeyro

I

Quizá el intento del presente ensayo puede resumirse en la siguiente oración: la crítica literaria debe preocuparse en que su dicción sea no solo escuchada, sino entendida por los lectores promedio. ¿Qué entiendo por lector promedio? No los académicos, ni menos aun los que cogen un libro al año, sino lectores que tienen por hábito leer (sea lo que fuese), pero que, ante la falta contundente de la crítica, se encuentran cegados o nublados por los nuevos “críticos” (actores, cantantes, conductores de programas, etc.) quienes ahora poseen el cetro de autoridad literaria, entregado por el mercado. Laprosa apátrida 37 representa muy bien lo expuesto: “[…] Belmond [ex boxeador] empieza su preámbulo con estas palabras: ‘cada vez que leo un poema de Rimbaud siento como un puñetazo en la quijada’. Venta asegurada” (Ribeyro, 1978: 40).
Quizá también puede tomarse este ensayo como un “manifiesto” en contra de la crítica retórica, aquella de la que Vargas Llosa dice:
“hay un tipo de crítica universitaria […] aquella que usa la literatura como pretexto para desarrollar teorías semiológicas, lingüísticas o filosóficas […] mucha de esta crítica llega a una palabrería y a una retórica tramposa que no explica la literatura; se convierte sólo en una vehículo de pura vanidad” (Gambo, 2008:57).
Creo que la ausencia de una crítica entendible y comprometida, y, sobre todo, la presencia de una crítica ininteligible, indiferente a la realidad literaria y enmudecida frente a lo bueno y lo mediocre en los textos literarios, han contribuido, en gran medida, a esa falencia estética, al relleno de obras paupérrimas que responden a cuestiones circunstanciales y sin importancia, promovidas por las mega-editoriales que lo que priorizan es vender en cantidad, sin pensar en la calidad. Ahora, en estos tiempos, ¿quiénes leen crítica literaria?, ¿qué ensayo promueve o estimula en su lector leer el objeto de estudio?, ¿cuántos comprenden qué quiere decir el crítico literario al usar categorías enmarañadas? El crítico literario ha descuidado (o ignorado) un principio vital: ser puente-filtro entre las obras literarias y los lectores. Quizá, por esta razón, las obras que más se venden en las ferias no son precisamente las que mejor representan la literatura peruana.

II

A principios del siglo XX, se generó un análisis de la literatura latinoamericana en relación a la europea. Para ello, aparecen las primeras sistematizaciones de las obras literarias, los estudios históricos-literarios y las primeras comprensiones del proceso literario: en suma, aparecen las tradiciones literarias. Como ya nos avisa Cornejo Polar en la Introducción de su libro La formación de la tradición literaria en el Perú (CEP, 1989), cada periodo o intento de sistematización busca reformular la tradición literaria a través de una relectura del pasado. De esta manera, se retoma o se ignora ciertos autores o corrientes anteriores para justificar la nueva concepción literaria, apelando a criterios arbitrarios y parcializados. Esto nos lleva a no solo distintas ideas de la nación, sino que pueden existir dos o más tradiciones en un mismo tiempo, las cuales, incluso, pueden ser contradictorias. A pesar de lo dicho, nos recuerda que la tradición es parte generadora del proyecto nacional y no su simple reflejo. Así, en este ensayo, Cornejo Polar discute las tradiciones forjadas desde los primeros intentos, proponiendo una tradición que busca explicar, además del conflicto entre las tradiciones anteriores, la realidad peruana actual.

En estos primeros intentos de “ordenamiento literario”, el lenguaje carecía de complejidad y su escritura era diáfana, pues no existía una especificidad ni se usaban términos propios para la ciencia literaria. A medida que los estudios literarios se cargaban de términos más idóneos para expresar particularidades en los textos, el abuso de éstos, y la super-especialización, generaron el alejamiento de las discusiones del plano público al plano privado, académico y universitario. El texto de Víctor Barrera titulado Entradas y salidas del fenómeno literario actual o la “alfaguarización” de la literatura hispanoamericana (Barrera: 2002) explican, en gran medida, el proceso del mercado en la apropiación de la autoridad discursiva sobre los principios estéticos (propuesta también manifestada por García-Canclini), las nuevas maneras de generar grandes ventas, subordinadas ahora por factores extra-literarios. En el ensayo, Barrera nota que la profesionalización del escritor genera al artista, un rol que permite aumentar las ventas, volverlo en ícono (estrategias de marketing), surgiendo así las entrevistas, los diarios, autobiografías, etc.: el creador termina difundiendo su propio producto.

Hasta lo expuesto, podría decirse que estoy en contra de la crítica literaria actual o la anterior. Quiero librarme de tal juicio expresando que no es cierta tal premisa. Por ejemplo, la crítica, y el desarrollo de categorías, hechos por Cornejo Polar representa la buena elaboración, sistematización y análisis, no solo de la literatura peruana y latinoamericana, sino de las realidades sociales, históricas y culturales. Cornejo Polar toma la literatura no solo como expresión de lo social, sino que “es parte y funciona dentro de la totalidad social”, es decir, es un elemento capaz tanto de representar como de articular la sociedad peruana. Aníbal Quijano, sociólogo, posee también, no solo ideas interesantísimas en relación al poder construido y ejercido desde Europa hacia el mundo, sino que el lenguaje que emplea es sencillo y muy entendible, desvelándolo (y no opacándolo). Creo también que la crítica especializada es necesaria, sobre todo para penetrar en textos literarios sumamente herméticos o que exigen una competencia mayor. Más aún en textos antiguos, donde la filología y la historia literaria juegan un papel imprescindible.

III

Una estrategia que diferencia la crítica “académica” de la crítica “impresionista”, o de los escritores, es lo que Mignolo llama Teoría literaria y Teoría de la Literatura. La primera como elemento cohesionador de todas las críticas elaboradas por los que también escriben, son creadores o autores de algún texto. La segunda para agrupar las categorías enteramente académicas y elaboradas por “críticos formados”. Así, la crítica, de esta manera, intenta legitimar su voz particular, no solo por un lenguaje especializado, sino negándole voz a los otros.

García-Canclini observa que los empresarios y la publicidad, de fuerte influencia sobre la decisión de los consumidores, son quienes deciden qué se lee y en qué medida. Crear un ambiente beneficioso en su presentación, que sea acorde con la temática o la idea; presentar videos o propagandas que explique sobre lo que trata el libro; performances que atraigan la atención del público, que llamen personas; los paratextos, como la editorial, presentadores, reseña en el periódico, etc.; todo esto son nuevas estrategias que el mercado va adoptando para garantizar las ventas. La figura del crítico también debería emerger, para juzgar, no las formas como el libro se promociona, sino el texto mismo. Debe ser capaz tumbar o justificar la publicidad invertida, si es que el libro lo amerita.

Sin embargo, el mercado ha abierto sus puertas a todo aquel que escriba. Ahora es más fácil publicar un libro. Frente a esto, el crítico tiene un papel más comprometido, pues el público no va a ser capaz de leer todo lo publicado (tampoco el crítico), por lo que su función de filtro debe ser más afinada y certera.

IV

La “mutabilidad histórica” de la literatura representa un reto constante para la crítica literaria. Anterior a las novelas, los diarios de viaje, las crónicas se vuelven en su antecedente próximo: de allí es posible comprender su evolución y naturaleza. Ahora, las autobiografías, los testimonios, los diarios son considerados literatura (por algunos críticos), pues cumple de tener como referente la realidad. Esta “nueva” literatura, nacida, en parte, por las exigencias del mercado, reclama nuevas categorías y métodos para ser estudiados. Es evidente el sello latinoamericano en tales obras, y la presión, ya que hay una gran cantidad de libros publicados y tomados en los congresos de literatura. Una vez más, la crítica tiene la opción de redimirse frente a esta nueva manera de expresión literaria, y romper los prejuicios de conservadora y ortodoxa. La crítica no solo debe interpretar el contenido, sino explicar las formas, la naturaleza, la creación y formación de los nuevos géneros que van apareciendo.

BIBLIOGRAFÍA:


BARRERA EDERLE, Víctor
2002 “Entradas y salidas del fenómeno literario actual o la “alfaguarización” de la literatura hispanoamericana” [En línea]. Revista Virtual Sincronía. Consulta: 23 de Setiembre del 2010.

CORNEJO POLAR, Antonio
1989 La formación de la tradición literaria en el Perú. Lima: Centro de Estudios y Publicaciones.

GAMBO, Jeremías y Alonso RABÍ DO CARMO
2008 “Mario Vargas Llosa critica a los críticos”. En Konvergencias Literatura. Consulta: 15 de Junio del 2009

GARCÍA-CANCLINI, Néstor
1990 Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo

KALIMAN, Ricardo J.
1993 “Sobre la construcción del objeto en la crítica literaria latinoamericana”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Lima: Año XIX, Nro. 37, 1er trimestre, pp. 307-317.

QUIJANO, Aníbal
2003 “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Lander, Edgardo (comp.) Buenos Aires: CLACSO.

RIBEYRO, Julio Ramón
1978 Prosas apátridas aumentadas. Lima: Editorial Milla Batres.