domingo, 25 de diciembre de 2011

UNA RESPUESTA AL PRIMER MANIFIESTO EGOÍSTA

«Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo– ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas…»

El Gran Gatsby

En mi opinión, ser escritor no consiste sólo en escribir libros, sino en mucho más: es una actitud ante la vida, una exigencia y un compromiso.”

José Saramago

Este texto pretende ser una respuesta al primer manifiesto egoísta (¿acaso habrá segundo?) propuesto por un colectivo de escritores, críticos y artistas en Enero del 2011. Reitero, pretende ser una respuesta al manifiesto. Ya en otra ocasión veremos si el contenido de la revista EGO/ísmo se ajusta las exigencias del manifiesto o si se contradice.

La lectura nos remite, en primer lugar, al tono imperativo con que es percibido y al apelo constante de falacias. Nos dice: “Literatura pensante y autoconsciente; no la literatura que se instale irremisiblemente en la necesidad del otro, negando el objeto, prostituyendo la letra, convirtiendo al autor en un proxeneta vulgar” lo cual nos lleva irremediablemente a pensar ¿acaso no se puede escribir pensando en la necesidad del otro sin negar el objeto? Creemos que hay literatura como producto íntegramente de consumo y que ésta no generará el desarrollo literario. Pero afirmar que por tomar en cuenta la necesidad del otro implica desdeñar lo literario nos parece una exageración. Cuántas obras literarias han sido escritas, no solo pensando en otros, sino dirigidas, dedicadas, incluso teniendo como fin que solamente aquella lo lea y nadie más.

El segundo párrafo resulta más sorprendente y polémico: “Así, el lector de consumo, como un burdo autómata que programa el autor, se entrega a ese goce insulso y cínico, a esa castración del sentido en que se pierde la individualidad. […] debería desde hoy olvidar al lector”. ¿Qué implica olvidar al lector?: la indiferencia a sus problemas, cobardía a cambiar la realidad, falta de compromiso. Se cree que desarrollándose obras literarias ignorando la realidad se podrá cambiar ésta. Más bien, se crearía una literatura paralela que, al aislarse e ignorar al lector y la sociedad, se perdería: una literatura que se regodea en sí misma, alabándose tristemente.

El segundo punto da en el sentido del egoísmo: dar la espalda al lector. “[…] someterlo a dialéctica. Dedicarse íntegramente al objeto supone resarcirse de todo tipo de desvío que no constituya al autor con su arte […] llegar si es posible a la propia locura de su lenguaje”. ¿A qué dialéctica (egoísta) se quiere someter? ¿Cuánta literatura nace de la apreciación de la vida, y es en su disgusto con ésta que se busca cambiarla, no ignorarla? ¿Qué cosa peor existe que la incomprensión y el hermetismo generado por la “locura del lenguaje”? ¿Acaso esta no es una de las causas del por qué el lector se vuelve consumista: la incomprensión, lo absurdo de las obras literarias?

Sin embargo, es el tercer punto donde las utopías empiezan a surgir: “[…] el nacimiento de un nuevo lector […] sin más compromisos que la contemplación de un nuevo desorden”. Resulta sorprendente la convicción con que se anuncia el aparecimiento de un nuevo lector, nacido del egoísmo, de la indiferencia y el dar la espalda al consumista. ¿Es lógico creer tal afirmación? ¿Es posible pensar que surgirá un lector que contemplará, sin ni más ni menos, aquel arte egoísta, delirante en el lenguaje y desordenado? Nada más falaz que tal afirmación, menos aún que en este nuevo agente “el objeto egoísta cobrará todos sus sentidos”.

El cuarto punto es una risotada a la muerte del lector consumista. Le echa la culpa de un error que no es suyo: “temblará sin saber a ciencia cierta cuál ha sido su culpa. Y el autor egoísta, regocijándose en la soledad de su lenguaje, le verá calcinarse lentamente, desentendiendo sus bramidos […]”. Así terminará, en teoría, el autor egoísta: en la soledad de su lenguaje, sin ningún aporte ni búsqueda de cambio. Se quedarán en su torre de marfil, leyéndose, publicándose y comentándose entre ellos, con la única razón de una errónea lectura social, y en consecuencia, una errónea solución, siendo ésta la base de todo el movimiento.

Aquí se puede dar lectura al Primer Manifiesto Egoísta: La muerte del lector.

http://www.otras-voces.blogspot.com/2010/12/primer-manifiesto-egoista-la-muerte-del.html

6 comentarios:

  1. ‎"La peor desgracia que le puede ocurrir a un escritor es ser comprendido y la consagración es su peor castigo".

    Cioran.

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  2. Bien. Ya responderé a esta serie ''argumentos'' en el 4to de la revista EGO/ísmo. Me causa sorpresa que tu único interés sea el de discutir esas supuestas falacias. ¿No hay nada más que decir, entonces? Mientras tú criticas, nosotros seguimos proponiendo, emprendiendo el diálogo con autores del Perú u otras latitudes con similares inquietudes para difundir sus proyectos. Sólo diré dos cosas más por ahora:
    1. Ya existe un segundo manifiesto. Lee el número anterior.
    2. Es bastante obvio que escribes esta respuesta desde otra vereda, con muy poca objetividad. ¿Qué necesidad tienes de ser irónico? ¿Quieres crear polémica? Si es así, es una forma bastante rastrera, muy similar al estilo de tus amigos de ''esa otra vereda''.
    Atento al 4to. número.

    Armando Alzamora.

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  3. bueno qué decir... para comenzar nada que nace de las raíces literarias o tenga su germen en ella es falacia. hay que tener cuidado con utilizar ese término que tampoco es una categoría que se pueda analizar desde la literatura. lo segundo es que al usar este término buscas enredar más la comprensión exacta de tu objeto de crítica ¿esa intensión no te aleja más de la gente a quienes supuestamente tratas de llegar - directamente - ? como autores, los sujetos que producen un discurso tiene toda la libertad de elegir un estilo, postura, ideología, inclinación política, etc, pero como crítico creo que hay que cuidarse de mostrar tan abiertamente su mirada sesgada y llena de prejuicios, en la medida de las posibilidades tratar de ser objetivos cosa que no se observa en esta seudocrítica, plagada de diatribas y ataques a algo que nació y está creciendo cuando los demás esperan sentados mismas "magalis" una producción para colgarse de ella y figurar sin comprender y desfigurar con sus interpretaciones ofuscadas lo que está claro. ¡ qué clase de crítica farandulera es esta!

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  4. Bien, Carlos, diré algo objetivo: una de dos, o nosotros no nos hicimos entender o tú no entendiste. Pueden ser ambas opciones también. Pero sorprende que dediques tu tiempo únicamente a despreciar, algo sí queda claro: contigo ''objetividad cero''. Igual, no nos quedamos, habrá que aclarar y extender los puntos que te generaron estas ''reflexiones''. Saludos.

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  5. Para empezar, he criticado el manifiesto, no la labor interesante y oportuna que realizan, sus conexiones con otros países ni dialógos con otros escritores. Lo cual también me lleva a pensar que el manifiesto no tienen propuestas en la práctica, es decir, sus trabajos de revista no respetan ni sustentan su manifiesto.
    Cuando escribí la respuesta fui "egoísta" porque no me fije ni en el estilo ni en las consecuencias que traería, solo leí el manifiesto y me pareció algo que tenía puntos errados, desde mi lectura, y los hice notar. Mi interés no es causar polémica ni hacer una crítica farandulera. Nunca lo he hecho. Es más, he tratado de ir a todas sus presentaciones, he comprado la revista y las he leído. Lo que nunca me ha cuadrado es el término EGOÍSTA.
    Esta crítica la escribí hace casi seis meses, y la publico ahora. Leeré el segundo manifiesto y daré mis opniones.
    ¿Desperdiciar mi tiempo? ¿Críticar algo es desperdiciar mi tiempo?
    He tratado de ser lo más claro posible al mostrar mi opinión por eso he citado párrafos del manifiesto. Pero sus opiniones solo dicen cosas sin demostrarlas: que tengo poca objetividad u objetividad cero, de otra vereda, crítica farandulera, interpretaciones ofuscadas.
    Repito, para que quede claro, he críticado el primer manifiesto egoísta. Y, por favor, que el anónimo diga su nombre.

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